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¿¿Pueden ser Iguales??

  • cufaneo
  • 2 mar 2013
  • 3 Min. de lectura

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Uno de los logros del kirchnerismo fue poner en tela de juicio un poder que históricamente se mueve tras bambalinas del poder político, mueve los hilos de historia para un lado o para el otro, siempre según su propia conveniencia. Ese poder corporativo que goza del anonimato para disponer de resortes que le son ajenos a la totalidad de la ciudadanía. Si miramos de la lejanía la 125 fue un disputa que el Gobierno perdió luego de la "traición" de un propio integrante del oficialismo. Pero quizás vaya siendo el momento de analizar qué cosas se ganaron a partir de ese punto: hubo un quiebre en la relación entre la casa rosada y el principal grupo monopólico del país: Clarín. Ese fue el acontecimiento que le dio camino a un debate amplio, ciudadano y postergado por el poder político en su conjunto: para qué una ley que regule los medios de comunicación. A partir de este debate es que las organizaciones de la sociedad civil pudieron señalar en foros participativos, en el Congreso nacional y ante diferentes tribunales que los medios pueden ser gestionados no solamente sobre los grandes grupos concentrados, sino que los medios comunitarios deben acceder a las licencias y que necesitan políticas específicas para promover ese sector. Pero como casi siempre ocurre, los debates crecen en complejidad y ámbitos. Ya no se trata de los medios de comunicación, sino que además podemos hablar de quién decide sobre las políticas que aplica un Gobierno democráticamente elegido: el poder político o las Corporaciones? El impulso que le otorgó a la discusión el propio oficialismo permitió un debate sobre el ejercicio del poder democrático o el ejercicio del poder de las empresas privadas. Aliados en muchos momentos de la propia historia, pero adversarios en la actualidad, el oficialismo nacional insisto en poner en el centro de la escena a un adversario que poco se conoce, el CEO de una empresa. Desde entonces la dicotomía se plantea en quién tiene el ejercicio legítimo de las hilos del Estado: el Gobierno o las Corporaciones. Desde entonces las estrategias son similares, de un lado y del otro, cómo el adversario se lleva por delante el ejercicio de la democracia y la Constitución Nacional. Este lucha entre la aplicación de una norma democrática y la capacidad de realizar negociados que se quiere guardar una corporación, emplea un importante sector de los partidos políticos opositores como mano de obra que defiende y dinamita avances innegables que se obtuvieron en estos años. Mientras que medidas ampliamente cuestionadas y antipopulares no encuentren eco en casi ningún lado. El ejercicio de defensa de las Corporaciones tiende a consagrarse para sí misma una serie de derechos para decir y hacer lo que les plazca. Además, se posiciona como el peor de los males las medidas tomadas por un Gobierno elegido en las urnas. Así la pregunta que emerge es ¿cuál es el poder de las corporaciones? Las respuesta es muy sencilla: el máximo tribunal del país convocó a una audiencia pública y pone en plano de igualdad al Estado (representado por el Gobierno) o las Corporaciones. El motivo es para discutir una de las leyes más debatidas en la historia del país. Lo que suceda a partir de ahí marcará un camino: hacia la posibilidad de ejercer un poder democrático o un poder que en la oscuridad pueda digitar el destino de millones de argentinos.


 
 
 

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