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El violento estallido de la risa

  • cufaneo
  • 9 oct 2019
  • 2 Min. de lectura

La ciudad está en llamas, el caos y la anarquía se desbocó por la violencia de clase que el sistema desplegó contra quienes padecen la marginalidad. Mientras el panorama se enciende, los policías son apaleados por la multitud enardecida, los violentos son todos y todos son uno: el Joker.

Mientras tanto, Cream musicaliza el estallido de la risa: “As I walked out, felt my own need just beginning” (mientras caminé, sentí que mi propia necesidad apenas empezaba). Pero no es cualquier ciudad, ni tampoco es cualquier risa. Es la alegría de quienes explotaron de odio, ante el sometimiento, la meritocracia, la pobreza y la mugre.

Los lazos más básicos de la humanidad están rotos, nadie se detiene ante la violencia desencadenada de la clase dirigente. Hasta que la explosión ocurre y se expande sin fin. Pero cómo llegamos hasta acá: el Estado recortó la política sanitaria, mientras la basura crece. Al mismo tiempo, un candidato dice que son todos payasos que viven en la mierda por su propia vagancia. Así en medio de un llanto risueño Arthur suplica cariño, atención y recibe una trompada. Y se desborda.

El estallido solo es una nueva etapa, solo es un peldaño más abajo en el averno de la anarquía. Pero claro que en el discurso oficial la violencia solo será de la de quienes dicen basta y desatan una cacería de fuego y piedras.

¿Por qué es incómoda Joker? Porque nos hace empatizar con alguien que sabemos que es un asesino, que lo único que reclama son oportunidades, cariño y al que nadie escucha. Y porque hace preguntarnos: ¿Con cuántos Arthurs Flecks nos encontramos todos los días que nos piden lo mismo y son dejados en la calle?

Antes la violencia solo recorría los cajones de las oficinas públicas, ahora se destapó una caja que no se cerrará. Y aunque a muches ese relato les parecerá peligroso, para otres será una broma que no todes comprenderán.

 
 
 

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