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La Fuerza está más viva que nunca

  • cufaneo
  • 19 dic 2015
  • 2 Min. de lectura

Todo comenzó el día que en mí casa se logró comprar una video reproductora de VHS (las grabadoras eran muy caras). Yo era apenas un purrete y desde siempre se miraron películas en el hogar, maratones enteras. Fines de semanas completos. Por cada visita al video club pilas gigantes entraban a mí casa. El cine era accesible, pero en esa época solo había en la calle Lavalle. Los de Morón ya habían muerto y todavía no llegaban los cines en shoppings.

Mis viejos, entre tanta película para el fin de semana me dejaban elegir una para mí. Como todo criterio de selección de un niño a lo único que me atenía era a mirar las portadas, eso solo alcanzaba. Un día cualquiera, de la mano de mi viejo entré a elegir cuál sería mi peli para el fin de semana. Y me incline por una en la que se veía a un hombre con una espada, otro con un arma y donde aparecían naves espaciales.

Nunca imaginé que ese día estaba marcando el resto de mi niñez, la adolescencia y lo que viene después, que no me animo a llamar adultez todavía.

El Regreso del Jedi fue abrir la puerta a universo que no conocía, que como la mirada de niño no dimensionaba y que con el paso del tiempo (e influencia de mi hermano mediante) me marcó para siempre. Naves espaciales, sables laser, el bien y el mal y todo eso en tres películas, que descubrí tiempo después, por supuesto. Pero desde ahí, fue querer saber cada detalle, cada nombre de planeta, cada tipo de nave, etc.

Cuando empecé a conocer todo ese universo, lamenté no haber tenido diez años más y disfrutar eso en el cine. Pero después, con escenas extendidas y digitalizada se re estrenaron las tres películas. Claro que un viaje en tren, subte y la entrada al viejo cine Gaumont sellaron ese fanatismo para siempre. Después vinieron tres pelis más, que a pesar de empezar bastante mal el final fue bastante mejor.

Hoy, al volver a entrar al cine para ver un nuevo capítulo de todo ese mundo fantástico, volví a ser aquel niño que vio por primera vez Star Wars. Imposible no emocionarse, volver a soñar con esos viajes interestelares, tener un sable laser o cualquiera de todas esas cosas. Lo que me pareció la película es irrelevante, no había manera que no me cause todas estas sensaciones. En definitiva de eso se trata el cine.

 
 
 

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